miércoles, 7 de mayo de 2014




                                                                  ANIMISMO



Al principio, casi cualquier objeto es potencialmente capaz de conciencia, si están dadas las condiciones. Normalmente, una piedra no es considerada como tal, pero si se la golpea, los niños piensan que "lo va a sentir".

Señala Favell que al parecer "Piaget no halló niños que estuviesen dispuestos a afirmar que todos los objetos son en todo momento conscientes".
Es vivo, en principio, "todo objeto que ejerce una actividad, siendo ésta esencialmente relativa a la utilidad para el hombre: la lámpara que alumbra, el hornillo que calienta, la luna que brilla".

La capacidad para ser consciente es atribuida luego sólo a los objetos que muestran algún tipo de movimiento, cuya función específica es moverse, etc. Así el viento o una bicicleta pueden sentir, pero no una piedra. 
La capacidad de conciencia se restringe aún más: ahora pueden ser conscientes aquellos objetos capaces de movimiento espontáneo, es decir, que parecen moverse por sí mismos, como el sol o el viento, pero ya no una bicicleta.

Por último, el niño atribuye conciencia solamente a las personas y a los animales. 
Interesa destacar que cualquier niño puede oscilar entre una y otra de estas cuatro etapas a través del tiempo, es decir, puede mostrar ocasionales inversiones en los pasos indicados.

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