Las manitas de un recién nacido nos enternecen pero también nos sorprenden por la fuerza que tienen al apretar, esto se le llama reflejo de prensión. Cuando ponemos un objeto o nuestro dedo en la mano del bebé lo coge y aprieta con su manita de tal manera que incluso podríamos levantarlo hasta ponerle de pie sin que se soltara.
Aunque lo más gracioso es que este mismo reflejo se halla también en los pies, cuando éstos rozan con alguna superficie, el bebé encoge los dedos de los pies como si quisiera aferrarse a algo. Según los expertos, este reflejo es algo heredado de nuestros antepasados, cuando los humanos tenían gran cantidad de vello corporal les servía a los bebés para aferrarse al cuerpo de la madre en caso de peligro.
Este reflejo desaparece en poco tiempo y es sustituido por un nuevo tipo de conducta que se aprende, que contiene intención y que se desarrolla conforme madura el cerebro del bebé, cuando empieza a adquirir coordinación, habilidad para agarrar y manipular cosas, etc. El dominio de las manos en un bebé requiere aprendizaje y un continuo descubrimiento que nosotros podemos ver claramente.
En conclusión, este reflejo llamado "reflejo de prensión", aparece cuando el bebe nace, el cual sirve para agarrarse al pelo de la madre, como en nuestros antepasados se cuenta, para que no cayeran de su brazo, y en la actualidad se sigue conservando. Pero este reflejo desaparece y pasa a ser una conducta aprendida, la cual usan los bebés posteriormente para agarrar objetos.
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